La Fundación Qualité Fleurier es otro organismo independiente* al cual acude Chopard Manufacture con el fin de controlar la calidad de sus relojes. Esta es la certificación más difícil de obtener. Se trata de un procedimiento aún más extenso puesto que además de enviar los movimientos al Control Oficial Suizo de Cronometría (COSC) con el fin de garantizar la precisión, los relojes se ponen a prueba en su totalidad para evaluar su calidad general.
La Fundación Qualité Fleurier fue creada el 5 de junio de 2001 como un proyecto entre las marcas Chopard, Parmigiani Fleurier y Bovet Fleurier, y la manufactura Vaucher de Fleurier para establecer nuevos criterios estéticos y técnicos dedicados a la certificación de relojes terminados.
Todos los relojes de Chopard están fabricados en Suiza. Por consiguiente, cumplir con los estrictos requisitos de "Completamente manufacturado en Suiza", que solo se refiere a la cabeza del reloj (sin el brazalete/la correa ni el cierre) no es más que una formalidad para Chopard. Las distintas fases del ensamblaje después de la transformación final de los materiales, la pre-colocación, la colocación, el ensamblaje del escape, el ajuste, el acabado, el ensamblaje, el encajado y los controles finales deben llevarse a cabo en Suiza. Para este oneroso proceso, la FQF solicita la prueba de producción en Suiza de todas y cada una de las piezas de cada proveedor.
Los movimientos son sometidos a una serie de pruebas conforme a la norma ISO 3159. Todos los movimientos sometidos al proceso de certificación Qualité Fleurier deben haber pasado las pruebas del Control Oficial Suizo de Cronometría (COSC). Durante un periodo de 15 días, la precisión de los movimientos mecánicos se mide en cinco posiciones y a tres temperaturas diferentes (8°C, 23°C y 38°C). Cualesquiera que sean las condiciones, los movimientos deben mantener una precisión de marcha que oscile entre -4 y +6 segundos por día para los calibres que tengan un diámetro superior a 20 mm, y entre -5 y +8 segundos para los calibres más pequeños.
El test Chronofiable consta de varias etapas: un ciclo de envejecimiento, ciclos de prueba para medir tracciones/presiones sobre la tija de remontuar, ciclos de prueba diseñados para medir la fuerza que se ejerce sobre los pulsadores (controles de cronógrafo, correctores, etc.), el bisel giratorio, pruebas de resistencia a los campos magnéticos, pruebas de resistencia a los choques utilizando un péndulo pesado o percutor (excepto por complicaciones delicadas) y prueba de estanqueidad.
Las especificaciones definen el nivel de acabado que requiere el movimiento y su decoración. El reloj también debe cumplir con los numerosos criterios técnicos y estéticos específicos contenidos en los reglamentos técnicos de la Fundación de Qualité Fleurier (que incluyen la elección de los materiales, de las técnicas decorativas y de los acabados).
Deben usarse el metal y la cerámica tradicional, así como materiales preciosos o de vanguardia.
No pueden usarse materiales plásticos.
Finalmente, se utiliza la máquina Fleuritest para controlar la marcha del reloj terminado. Esta máquina reproduce de la manera más realista posible las condiciones de uso durante un ciclo de 24 horas, verificando que la variación no vaya más allá de 0 y +5 segundos por día.
*Como estructura autónoma e independiente, obtiene su legitimidad gracias a la participación activa de las autoridades públicas, incluyendo al Gobierno Federal de Suiza (SECO), el cantón de Neuchâtel, el municipio de Val-de-Travers, la Asociación Regional de Val-de-Travers, y la Fundación Jéquier Philippe.